¿Sabeís? Hay algo que no entiendo. Cuando estás mucho tiempo con la misma persona y la relación se rompe, por el motivo que sea, siempre tiendes a recordar las cosas malas, los enfados, las discusiones... En cambio muy pocas veces te paras a pensar en todo lo que, en ese tiempo, esa persona ha podido aportarte en tu vida, en tu forma de ser... Los momentos felices, bonitos, esos que no se podrían explicar con cualquier palabra, esos son los que se olvidan y en cambio son los que deberían quedar ahí, para siempre... Porque por mucho que digamos que queremos olvidar a alguien, mentimos ya que "querer olvidar a alguien es querer recordarlo para siempre" Y si, podemos decir que hemos dejado de echarle de menos, que ya no lo necesitamos a nuestro lado, pero no que le hayamos olvidado porque eso, bajo mi punto de vista, es practicamente imposible... Además, ¿quién ha dicho que yo quiera olvidarle? Olvidarle significaría olvidar sus gestos, sus besos, sus abrazos, su olor, sus caricias, todas y cada una de sus manías... esas pequeñas y tontas cosas que en su día me hacían feliz y que, aunque hoy ya no existan, estaban ahí en su momento, cuando sí tenían que estar... Ahora ya solo están aquí, en mis recuerdos.
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