A las chicas nos enseñan muchas cosas desde pequeñas. Si un chico te incordia es que le gustas. Y nunca te cortes el flequillo, porque así algún día conocerás a un hombre maravilloso y tendrás tu propio final feliz. Cada película que vemos, cada historia que nos cuentan nos pide que creamos en ellas. Elegir al final de la historia la declaración de amor inesperada, la excepción a la regla. A veces estamos tan obsesionadas por encontrar nuestro final feliz que nos olvidamos de leer las señales, las que diferencian a los que nos quieren de los que no, a los que se quedarán de los que se irán. Y es posible que este final feliz no incluya al hombre ideal. Puede que.. seas tú, recomponiéndote y volviendo a empezar. Liberándote para algo mejor que puede haber en tu futuro.Puede que el final feliz sea simplemente.. pasar página.O puede que el final feliz sea este: saber que a pesar de todas las llamadas no devueltas, de todos los desengaños, las meteduras de pata, y las señales malinterpretadas, a pesar de todo el bochorno, nunca perdistes las esperanzas.
Que la esperanza viste de colores y yo tengo rotuladores para pintar los días grises..
Que la esperanza viste de colores y yo tengo rotuladores para pintar los días grises..
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