lunes, 7 de marzo de 2011

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Quizá por sus ojos. Esos ojos que me hipnotizan.
Tal vez por su sonrisa. Esa sonrisa que me hace reír pase lo que pase.
Por sus pequeñas manías. Esas que tanto me desquician y que a la vez me gustan tanto de él...
Sus brazos. Esos brazos que desearía que me abrazasen a cada hora. A cada minuto. A cada segundo..
Sus manos, las que querría que me tocaran siempre.
Sus obsesiones. Aquellas por las que no descansa y tanto me molesta.
Me gusta por su coraje. Ese valor que muestra cuando más le necesito.
Y por su cobardía. La que me asusta y me da escalofríos. La que tanto odio cuando no dice lo que siente.
Por cómo habla. Por ser distinto a los demás. Porque solo con decírme te quiero mi cabeza da vueltas.
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