Hay una frase de la película El día de la boda, que siempre me ha gustado mucho. Prefiero discutir contigo que hacer el amor con otra. Esto viene a cuento de que me he dado cuenta de que si he de discutir con alguien, ese alguien debes de ser tú; de que si tengo que tirar de alguien para sacarle de toda esta mierda, esa alguien debes ser tú y solo tú. Que aunque sean malos momentos, son nuestros malos momentos, que prefiero pasarlos contigo a estar divirtiendome con otro. Porque yo siempre he entendido que hay que luchar por lo que queremos, que tenemos que intentarlo una y mil veces, que sin esfuerzo no hay resultados. Que lo fácil siempre es tirar la toalla, decir un jamás congeniaremos, esto nunca pudo ser y quedarse tan ancho. Pero es de valientes pedir perdón. ¿Sabes? Contigo estoy aprendiendo ciertamente a serlo. Pasan tan solo unos minutos y me empiezo a arrepentir de cada palabra, de cada mala manera; se me encoge el alma por el miedo a perder algo tan grande. Y me trago el orgullo y toda la cobardía que me queda dentro para sentarme junto a ti en silencio, que me cojas la mano y yo te susurre al oído un perdóname que te niegas a escuchar porque dices que eres tú el que no se merece que lo perdone. Adoro las reconciliaciones, porque significan dos cosas: la primera, que hemos pasado un bache otra vez y por la batalla de sonrisas, miradas y cosquillas que vienen detrás.
me encanta esta entrada! (L)
ResponderEliminarpasate por mi blog!
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