y parece que se fuera a acabar el mundo. Deberías saberlo: provocas un tornado en mi pelo y mi espalda sufre un hundimiento tectónico de consecuencias imprevisibles. Como un sueño de Margot y una lluvia de paraguas azules trepando tu escalera. Me gustas cuando eres tiempo -y no distancia- y me llenas el espacio hasta hacerme tuya, rellenando cavidades, esquivando obstáculos. Tus coches de choque y mis montañas rusas, ya sabes.
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