¿Sabéis esas veces que quieres escribir pero tienes tanto que decir que no sabes por dónde empezar? Esta es una de esas veces. Quizá podríamos decir que empezamos por el principio y acabamos por el final pero, ¿y si no lo hay? Dejemos de encasillar las cosas. Dejemos de poner límites, murallas, mares y océanos de por medio, universos y constelaciones, galaxias enteras. Que el infinito se nos quede corto. Que disfrutemos de cada nota de música bien tocada que nos regalan. Que el GPS nos lleve a donde nadie ha llegado todavía. Que las palabras dejen paso a las miradas. Que la cama no esté sola por las mañanas. Que si quieres algo, vayas a por ello, que disfrutes de las casualidades y las preguntas divertidas de responder y, sobre todo, conduzcas hasta el infierno para volver sano y salvo. Porque somos personas. Porque hemos nacido para vivir.
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