Los finales son como las carreteras, que nunca se acaban o nunca se olvidan. Parece estúpido cuando un final es lo que cierra el capítulo a una historia de tu vida, lo que pone el pestillo a una puerta que jamás volverás a abrir, ya sea porque alguien ha decidido que esa puerta se cierre para siempre, o porque tú no quieras volver a entrar en la habitación de otra persona. Pero detrás de cada final hay un nuevo principio, cuando se acaba una carretera comienza otra hacia un lugar diferente. Supongo que eso será lo bueno de las carreteras, que como nunca se acaban si quieres das la vuelta, y cambias de carril, de destino y de vida.
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